
El martes por la tarde en la Basílica romana de San Juan de Letrán, el Papa abrió los trabajos del congreso de la diócesis de Roma dedicado a la Eucaristía dominical y al testimonio de la caridad.
La celebración de la Eucaristía, explicó Benedicto XVI en su intervención, encuentro con Cristo Resucitado “presente hoy”, nos impone y “al mismo tiempo nos vuelve capaces de volvernos pan repartido para los hermanos, ayudando en sus exigencias y donándonos a nosotros mismos”.
Benedicto XVI: “Por eso, una celebración eucarística que no conduce a encontrar a los hombres, ahí donde viven, trabajan y sufren, para llevarles el amor de Dios, no manifiesta la verdad que encierra”.
Los gestos de compartir, de hecho, “permiten la construcción de la civilización del amor”, y cuando recibimos a Cristo en la Eucaristía, el amor de Dios se expande en nuestra intimidad y nos vuelve capaces de gestos “que pueden transformar la vida de aquellos que están junto a nosotros”. Por esto, es fundamental, concluyó el Papa, que en los itinerarios de educación en la fe, “se subraye que en el sacramento de la Eucaristía Cristo está verdadera, real y sustancialmente presente”.
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