La Parroquia Cristo Rey pertenece a la Diocesis de Posadas En la provincia de Misiones Su sede se encuentra ubicada en la Av. Bustamante entre Lavalle y Francisco de Haro. Integran 8 comunidades: Cristo Rey, Jesus Nazareno, San Francisco Javier, Santisima Trinidad, Ntra. Sra. del Rosario, Virgen de la Anunciacion San Lucas y San Marcos. El actual Administrador es el Pbro. Hugo Blas Lopez nombrado el 4 de octubre de 2009
13 de diciembre de 2010
Santa Lucia - Virgen y Mártir
Lucía nace entorno al año 280 d.C, en Siracusa (Italia), espléndida ciudad sobre el mar, de nobles padres. El Padre de Lucía que se llamaba Lucio, muere cuando ella era todavía pequeña, así que fue educada por su madre Eutiquia, de la cual toma la verdad del cristianismo y el mensaje del amor de Jesús. Fue así que Lucía conoció el cristianismo, la historia de los primeros cristianos, sus martirios por el amor de Jesús y se dejó capturar por el corazón de Jesús. Por ello, en su corazón decidió consagrarse, uniéndose a Él como una esposa con su esposo, con votos perpetuos de virginidad.
Un joven de la ciudad, enamorado de Lucía, desilusionado por la ausencia de matrimonio, después de que Lucía le había explicado que ella se había consagrado a Jesús, se vengó con rabia, denunciándola al prefecto romano Pascasio como secuaz de Cristo. El Emperador Diocleziano había emitido un edicto que preveía una feroz represión en contra de los cristianos.
Lucía fue arrestada y condenada ante el prefecto Pascasio, que le ordenó hacer sacrificios paganos para que abandonase a su propia fe cristiana. Lucía se opuso refutándolo. Pascasio se dio cuenta de que no había obtenido nada y, entonces, ordenó que la joven fuese llevada a los peores barrios marginales de la ciudad, para que fuera tratada con violencia.
Los soldados la tomaron para llevársela, pero por más que se esforzaban no podían con ella, probaron también atarla con cuerdas, en las manos y en los pies, pero por más que se esforzaban no podían. Inexplicablemente la muchacha permanecía rígida como una gran piedra. Dios no permitía que nadie se la llevara.
Pascasio furiosamente la condenó a ser decapitada, muerte reservada a los condenados de la noble estirpe. Santa Lucía, antes de la ejecución, preanunció la muerte de Diocleziano, ocurrió pocos años después, al final de la persecución que terminó en el 313 d.C con el edicto de Constantino.
Lucía falleció el 13 de diciembre del 304 y fue sepultada en el mismo lugar donde, en el año 313, fue construido un Santuario dedicado a ella.
En el 1039, el General Bizantino Jorge Mariace transfiere el cuerpo de Santa Lucía de Siracusa a Constantinopla, para alejarla del período de invasión de la ciudad de Siracusa por parte de los Sarracenos.
En el 1204, durante la cuarta cruzada, el duque de Venecia Enrique Dandolo, encuentra en Constantinopla los restos de la Santa, los lleva a Venecia al monasterio de San Jorge, y en el 1280, los hace transferir a la Iglesia dedicada a ella en Venecia.
Santa Lucía salvó muchas veces a Siracusa en momentos dramáticos como hambre, terremotos, guerras y ha intervenido también en otras ciudades como Brescia que, gracias a su intersección, fue liberada de una gran miseria.
La devoción a Santa Lucía se difundió rápidamente después de su muerte y ha sido trasmitida hasta nuestros tiempos. El testimonio más antiguo es un epígrafe de mármol en griego que data del siglo IV, descubierto en el 1894 en las catacumbas de Siracusa.
El Papa Gregorio Magno, que vivió entre el año 590 y el 604, agregó a Santa Lucía en el canon de la misa romana. Algunas citas sobre ella se encuentran en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino. Entre sus devotos encontramos también a Santa Catalina de Siena y San León Magno.
Dante la convirtió en el símbolo de la gracia iluminante y se definió como un fiel devoto suyo. La reputaba como protectora de la vista y, como cuenta en "El Convivio", a ella se le atribuye la curación de las afecciones de los ojos.
La leyenda popular cuenta que a la Santa le fueron sacados los ojos de sus órbitas, por eso alguna iconografía la representa con un plato plano en la mano en el cual fueron puestos sus ojos. Santa Lucía es la protectora de la vista
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